Desde Jaén capital, nos dirigimos hasta
el Pantano del Quiebrajano, por la
carretera de Otíñar (JA3210). Una vez
aquí, seguimos por la derecha de la
presa, hasta el final donde el camino
asfaltado, se transforma en tierra,
aunque en muy buen estado. Se inicia
justo al rebasar las últimas viviendas del
pantano, en una pronunciada curva a la
derecha, justo antes de un poyetón de
piedra.
Al iniciar la subida existe una valla, que
permanece abierta fuera de la época
veraniega (en la primera curva tras pasar
esta primera valla, existe otra en
dirección izquierda, que no corresponde
con esta excursión). Seguimos
ascendiendo por el carril atravesando
una cortijada (Castañeda) hasta
encontrarnos en la ladera opuesta a la
entrada al pantano (estamos en el paraje
del Parrizoso). Desde aquí se divisa
perfectamente Jaén con una inusual y
bella panorámica. En este punto existe
un cortijo caído (Casa Bermeja), con
unas espléndidas vistas y estupendas
explanadas para merendar con los niños.
A unos quinientos metros de las ruinas
se nos presenta la primera bifurcación. A
la derecha sigue el camino hasta el
puerto de la Coberteras y Valdepeñas.
Nosotros seguiremos por la izquierda,
faldeando Ventisqueros, hasta coronar
el Puerto de Pitillos. Aquí hay una barrera
cerrada. Se puede dejar el coche aquí y
caminar media hora hasta una curva
muy pronunciada en sentido derecha,
donde existe un pequeño ensanche. Si
la barrera está abierta podemos pasar
con el vehículo y ahorrar la bajada, pero
sobretodo, la subida tras realizar nuestra
ruta. Fuera de la época de verano, no
suele estar cerrada con llave, solo con
un pestillo o pasador. Si la atravesamos
con vehículo es importante volver a cerrar.
En este tramo se aprecian en el horizonte
varias formaciones de piedra, que
asemejan figuras de ajedrez (caballo) y
dominando todo el paisaje una gran
mole vertical, la Piedra del Palo.
Esta zona presenta varias curvas
pronunciadas, pero en la que se inicia
nuestro camino, además del ensanche,
justo en la curva se aprecian marcas del
sendero de gran recorrido GR 7,
indicado por dos pequeñas bandas
paralelas, una blanca y una roja.
Aquí se inicia nuestra excursión, por una
estrecha vereda. Al inicio (10 minutos)
existe una zona que presenta alguna
dificultad de paso al ser un corto tramo
de roca con ligera pendiente, pero con
un poco de cuidado se sortea sin más.
En esta zona se aprecian con mayor
nitidez las figuras de piedra moldeadas
por la erosión, ya señaladas.
Prosiguiendo esta vereda se llega a un
collado (estrechez entre dos rocas)
donde se inicia un suave descenso
buscando el río Valdearazo (principal
suministro de agua al Pantano). Esta es
una zona más fresca y con vegetación
más frondosa. Paralelo al río existe una
valla de protección para evitar el paso
hacia el río, pues aquí existe un desfiladero muy pendiente y peligroso.
Nosotros seguimos paralelo a la valla
hasta una zona más llana, ya sin vallado,
hasta que el sendero se acerca al río y
aparece un puente de hierro con la
solera de madera(1). Para llegar las colas
dejaremos el puente y proseguiremos
por una vereda que recorre el margen
izquierdo del Valdearazo. Tras veinte
minutos, desde el puente se abre el
curso del río llegando las colas del
Quiebrajano. En este punto descendemos
hasta el mismo cauce y caminaremos
otros 20 minutos descubriendo las
maravillosas formaciones de piedra que
aquí ha modelado el río, caminando
hasta la confluencia con el pantano. En
este entorno también se descubren
caprichosas formas en la piedra. Es una
magnífica zona para descansar, tomar
un bocadillo y tomar fuerzas para el
regreso.
Lugares de interés cercanos: "Refugio de la Cruz de Chimba, Puntal de Matamulos, Puerto del Campanario, Cañada del Sabinar."
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