Sorprendente puede
resultar para el visitante
conocer la existencia de áreas desérticas
en la provincia de Jaén. Pero así es el territorio
al sureste en la Cuenca del Guadiana
Menor. Las escasas precipitaciones y la
existencia de suelos áridos formados por
yesos, calizas y saladares han conformado
un espectacular paisaje de cárcavas, badlands,
espartales, matorral bajo gypsófilo,
pinares centenarios y ramblas con aguas
que dan vida a la comarca.
El rio Guadiana Menor nace en la alme- riense Comarca de los Vélez, atraviesa
áridas tierras granadinas para desembocar
en el Guadalquivir y dar frondosidad a esta
zona: tarajes y choperas contrastan con los
taludes de yesos desnudos obsequiando al
visitante con insólitos paisajes.
La zona posee especies de aves propias
de zonas áridas y singular flora endémica
de especies adaptadas a suelos pobres y
elevada aridez.
Este desconocido y fascinante rincón de
la provincia ofrece múltiples posibilidades
para disfrutar de las aves y de una naturaleza
extrema. Localidades como Larva,
Huesa, Hinojares, Cabra del Santo Cristo
o Jódar sirven de acceso a las áreas de
“las estaciones”: una zona atravesada por
el lento vagar del ferrocarril a Almería y
que descubre a los ojos del viajero parajes
mágicos como el Río Salado, donde habitan
las aves esteparias como la collalba negra
o la curruca tomillera o rapaces como el
águila perdicera.
Llamada por los lugareños “la Siberia de
Jaén”, en la Peña Cambrón, macizo calizo
con uno de los escasos pinares autóctonos
y centenarios, se eleva entre las ramblas
y altiplanos de la zona donde habitan las
rapaces forestales como el águila calzada,
y la culebrera europea así como otras
especies interesantes como carbonero
garrapinos, contrastando con otras áreas
cuya vegetación se limita a espartales y
albardinares y un biodiverso matorral bajo.
Las zonas más llanas han sido roturadas y
puestas en cultivo de hazas de cereal que
permiten la subsistencia de aves ligadas
medios cerealistas como la ganga ortega, la
calandria e incluso el aguilucho cenizo.
Destacar pese a su aridez la presencia del
anfibio endémico sapo partero bético.
Especies objetivo:
collalba negra, ganga ortega, águila real,
águila perdicera, halcón peregrino, cernícalo
primilla, carraca europea, curruca tomillera,
terrera común, calandria común, alondra
común, paloma zurita.
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