Hemos de desplazarnos a Linares,
iniciando nuestro paseo en el núcleo
urbanizado de La Cruz.
Se inicia en la antigua Fundición de la
Cruz, en sus instalaciones que se
encuentran cerradas. Ésta, constituía
una gran factoría que aglutinaba varias
concesiones y múltiples pozos de
extracción. Fundada en 1830, años más
tarde pasó a manos de la Banca
Neufville de París; finalmente, en 1949, el
Banco Central y el Banco de Santander
se acabaron haciendo cargo de la
fundición y continuó activa hasta 1991,
por lo que existen muchas estructuras
en relativo buen estado. Se producía
plomo, hasta 40.000 toneladas de plomo
y daba trabajo a más de trescientas
personas en su época de mayor
esplendor.
Destaca una estructura en piedra y
madera llamada Torre de Perdigones
donde se fabricaban estos redondeados
balines para escopetas. De forma simple
y genial, se vertía el plomo derretido
sobre una “gran sartén” completamente
agujereada, cayendo los perdigones por
el hueco de la Torre. Durante la caída se
solidificaba el plomo y los perdigones
perfectamente redondeados eran
recogidos en el fondo.
Retomando el sendero, y a la derecha,
un poco antes de la gran chimenea
insignia de toda la zona, nos
encontramos con el Pozo San Antonio
de las Cadenas, perteneciente al filón de
La Cruz. Comenzó su explotación en
1820 y tras pasar por varios propietarios
fue clausurado en 1949.
En esta época (finales del XIX) el
problema fundamental en las minas, era
la presencia de filtraciones de agua que
inundaban las galerías y provocaban
derrumbamientos. Así la instalación de
enormes máquinas de vapor que
extraían el agua, permitieron profundizar
más en la tierra y mejorar las
condiciones de la extracción y por
supuesto, la rentabilidad de las mismas.
En el llamado Pozo de las Cadenas
(Pozo de San Antonio) y junto a una
cabria (armazón de piedra, madera o
hierro para elevar y transportar el
mineral) se puede observar la ubicación
de una de estas innovadoras máquinas
de vapor tipo Cornwall (región minera
Inglesa declarada recientemente
Patrimonio de la Humanidad).
Cuando llegamos a la chimenea de La
Cruz, contemplamos los restos de la
mayor chimenea del distrito. De los 100
metros que llegó a medir, hoy solo tiene
algo más de 50; pero aun mantiene su
majestuosidad, no solo en la altura, sino
en el diámetro de la base, que es de casi
seis metros.
La ingente actividad de la Fundición
generaba un colosal volumen de humos
tóxicos (cargados de ácidos en
suspensión y partículas de plomo). Los
propietarios de entonces, banqueros
franceses Neufville, construyeron en
1892, tanto una gran chimenea de salida
de humos, como una canalización de
mas de un kilómetro para la conducción
de humos y que, también se puede
observar junto a la formidable Chimenea
de la Cruz.
Nuestra excursión continúa por el borde
de una ladera artificial formada por el
relleno de los escombros y escorias
sobrantes de los miles de años de
extracción en esta área y que lentamente
ha sido cubierta, de forma natural, por
vegetación autóctona.
Aquí, durante el camino, observamos
varios hundimientos del terreno
provocados por las filtraciones de agua
sobre las galerías que recorren el
subsuelo y que hace peligroso caminar
por zonas no marcadas, pues existe
riesgo de desplome. De igual forma
existen pozos de respiración de las
galerías, por donde se aprecia la salida
de vapor de agua (un vaho cálido que
impregna la zona de un cierto halo de
misterio). Estos pozos penetran en la
tierra hasta los 600 m. de profundidad,
por lo que es extremadamente peligroso
asomarse.
Desde la chimenea de La Cruz,
seguimos el sendero, y pronto dejamos
los pinos, y vamos bordeando las olivas,
hasta llegar a la mina La Mejicana,
donde se conservan restos de casa de
máquina de bombeo, chimenea, y pozo
con anclajes para cabria.
Aquí se divisan excelentes vistas del
Collado del Lobo y Acebuchares todo
ello salpicado de abundantes restos de
las explotaciones mineras, junto a
yacimientos arqueológicos de diferentes
épocas, pertenecientes a los distintos
pobladores que han dejado aquí su
impronta.
Todo el conjunto visitado y que abarca
todas las estructuras mineras existentes,
los restos arqueológicos hallados, el
singular paisaje y la interesante
vegetación y fauna asociados, hace de
esta área una zona de inigualable
atractivo. El área minera completa
comprende el llamado Distrito minero de
Linares-La Carolina y engloba ocho
municipios de la comarca junto a cientos
de explotaciones mineras. Esta zona y
gracias al impulso del Colectivo
Arrayanes va a ser presentada como
candidata a Patrimonio de la Humanidad.
Actualmente toda esta zona está en
proceso de restauración y en concreto
parte de la Fundición de La Cruz, está
siendo acondicionada para su empleo
como Centro de Interpretación de la
Metalurgia.
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